por:
Yana Faris
10 de octubre de 2017
10 de octubre de 2017
Cuando
la música se detiene la noche se presenta plena, pura y sincera, los
pensamientos suelen volverse más honestos. Las ideas se aclaran y te das cuenta
que en las peores catástrofes se presentan nuevas bitácoras. Durante las
pasadas semanas le he permitido a la calma que me muestre su nueva perspectiva
y me he permitido aprender nuevas cosas, que de seguro con el ruido de la
ciudad jamás aprendería.
1.
“Aprendí que siempre me quedará la duda de a qué sabría mi bizcocho de bodas al
año.”
¿Saben
a qué me refiero no? A esa sensación de que te quedas a mitad, justo a punto de
llegar pero de momento no percibes el sabor. Y descubres que aquello que
desvanece sin conocerse siempre hará falta.
2.
“Aprendí que si mis abuelas me hubiesen visto lavando ropa en el río de seguro
el orgullo de su sonrisa me hubiese conmovido.”
Quizá
tomarían mi ropa y con la dulzura de sus enseñanzas me mostrarían cómo era que
en verdad se lavaba la ropa.
3.
“Aprendí que puedo llegar a ser tan hábil con un lápiz como con un machete.”
Como
si dos personas estuvieran dentro de mí: la que vive sucumbida en las palabras,
con la mirada puesta en las letras y la otra, la cual no se detiene a vivir
sino a hacer. Es bueno saber que las tengo a ambas junto a mí.
4.
“Aprendí que la serie “El Barco” me capacitó con todo el conocimiento necesario
para la supervivencia.”
5.
"Aprendí que es en las filas de espera donde mejor se conoce la gente.”
No
sé si es el calor, el Sol, la poca importancia a presentarnos con las máscaras
que comúnmente tendríamos, pero hay algo noble en el sudor de la frente, el
pelo despeinado y las chancletas mete dedos que dicen “no tengo tiempo para
pretender, mi familia necesita comer”.
6.
“Aprendí que no hay mejor bañera que el río. Que su agua refresca el alma y
libera toxinas que una ducha corriente no quitaría.”
7.
“Aprendí que aquella ventana rota se vuelve insignificante ante la imagen
imborrable de los vecinos compartiendo su comida con todo el barrio.”
8.
“Aprendí que el calor no ayuda al sexo.”
Alejándonos
de los tabos que nos rigen es bueno saber que cuando la pasión parece no
mostrarse tan física como nos enseñan, renace la verdadera, esa que no depende
de minutos o adrenalina sino de la complicidad de las almas que se juntan en
espíritu y florecen como el alba.
9.
“Aprendí que mientras nosotros insistimos en retar a la naturaleza, los
animales obedecen y responden a ella.”
10.
“Aprendí que los baños a cubo ayudan a enfocarnos en lo verdaderamente
importante.” (Entiéndase que proponen prioridades).
11.
“Aprendí que en ocasiones los medios suelen rayar en el pesimismo y se olvidan
de esperanzar.”
12.
“Aprendí que por escuchar la voz de tus seres queridos, eres capaz de subirte a
la montaña más alta.”
13.
“Aprendí también que el sentimiento que más destroza al alma es el de esa
llamada que no entra.”
14.
“Aprendí que la maleta que más rápido se prepara es la que más cuesta.”
15.
“Aprendí que aunque muchos tienen sus razones, existen unos pocos a los que le
gusta viajar para escapar de su problema.”
16.
“Aprendí que en las catástrofes las
apariencias se destruyen. Las verdades se hacen más obvias que nunca y las
mentiras no tienen espacio. El verdadero color de la esencia humana brota (para
bien o para mal).”
17.
“Aprendí que un pasaje no te garantiza
libertad.”
18.
“Aprendí que por más que lo disfracemos, al
final del día todos somos un poco egoístas.”
19.
“Aprendí (o me permití aceptar) que soy
mejor persona de lo que a veces llego a pensar.”
20.
“Aprendí que no hay palabra más hermosa
que ese “hola” al otro lado del celular.”
21.
“Aprendí que además de nuestra labor social, debemos tener en cuenta nuestra
labor personal.”
22. “Aprendí que no es fácil dejar tu tierra
mientras llora pero esas decisiones también te hacen crecer. Te recuerdan
cuanto honras tu lugar. Te sensibilizan."
23. “Aprendí que
hay palabras con cara de actos que se destruyen al instante y que gente de la
que no se esperaba nada, suele darlo todo.”
24. “Aprendí que se extraña más desde el silencio.
Aún te sigo buscando en la mirada de cada perro pero ninguno es comparable
contigo.”
25. “Aprendí que
ningún viaje es alegre, cuando se deja el alma con la gente de tu hogar.”
26. “Aprendí que
entre pecadores y juzgadores, prefiero estar en el primero. Porque no me gusta
eso de ser un personaje de esos que a la hora de actuar, no quien caminar.”
27. “Aprendí que culpar a Dios por nuestras
propias decisiones (y acciones) sólo es una manera de justificar que el clamor
de la tierra en realidad recae sobre nuestras manos.
Y finalmente aprendí, que lo
que despierta el cuerpo no es otra cosa que nuestros sueños.
¡Sigue soñando mi Isla bella, que el tirano no apague tu
eterna fiesta!
[para leer más de la autora visita su página web en el
siguiente enlace: https://www.facebook.com/farisyana77 ]
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Gracias por el amor que sientes por Puerto Rico.