Después de cruzar por esta vista por gran parte de mis años en la isla,
comencé a descubrir como cada día la luz del sol bañaba las montañas, aprendí a descifrar la hora perfecta en la que besaba sus contornos. Tantos veces pasamos por el mismo lugar nos acostumbramos al camino y dejamos de observar y ver lo maravilloso que puede verse a las diferentes horas del día. Hoy ya no transito tanto como desearía por esa hermosa vista, extraño ver como resaltan sus verdes y como las nubes abrazan sus picos.
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Gracias por el amor que sientes por Puerto Rico.