1ero de octubre de 2017
Ayer pude visitar a mi madre, abuelos, tíos y primos en San Sebastián. Luego de pasar por las matas de guineo, que quedaron rendidas en el piso luego del 20 de septiembre, y tras pasar por la carreterita que me lleva a Campo Alegre, que en cualquier momento se hunde, pude abrazar a mi familia. "Sabía que ibas a aparecerte por ahí, se lo dije a Evelyn, vélalo que Lorraine Marie va a aparecer por ahí, yo la conozco", dijo mi tío Aby tan pronto me vio. Me dio un abrazo y se fue a cocinar, porque ni la falta de luz ni veinte Marías podrán acabar con los rituales de amor de mi familia. Y en casa, el amor se demuestra cocinando. Pude escuchar los cuentos de abuela y los chistes de abuelo, que cumplió 79 años antier, en medio de este desmadre. Los encontré como siempre los he encontrado: trabajando. A diferencia de lo que dijo el vomitivo 45, yo siempre he visto a los míos trabajando; muchas veces cansaos y jodíos, pero siempre en pie de lucha desde sus respectivas trincheras.
El viejo recomponía algo en el techo con mi hermano, y abuela y mis tíos estaban recogiendo los alrededores de la casa. También bregaban con la vecina del frente y su hija, que ahora son un mar de nervios porque su casa de madera voló con María. Dice abuela que, luego del huracán, tuvo que llorar con ellas cuando vieron lo que quedaba de su hogar. Con todo el trabajo que han pasado para construir su casa, en una vida de "chivitos" y jornadas explotadoras y de mala paga, dicen que la van a levantar. Que van a hacerla nueva, aunque las únicas herramientas que tienen son sus manos. Me quedé callada escuchando todo, no tuve palabras dignas para decirles. Pero tenía (sigo teniendo) un mar de emociones y cosas en la cabeza. Cansancio. Rabia. La soga siempre parte por lo más fino, siempre pierden los que menos pueden. Pasamos la tarde juntos.
Abuela me dijo que en casa de su hermana Gladys también están todos bien, aunque perdieron parte de su casa. "Eso se repone", dijo. Ya en el café les dije que tenía que irme porque el camino es largo. "No te vayas mama, quédate un ratito más que esto está bueno aquí", dijo abuela. Mami la contradijo; que mejor me fuera, que le daba miedo que se hiciera de noche y no llegara bien. Los abracé de nuevo y les dije que volvía pronto, pensando que en realidad no sé, por las razones que ya todos conocemos. Abuelo me empacó unos plátanos maduros que se salvaron, y una bolsa llena de limones que parecen toronjas (si quieren, avisen). Mi tío cocina para demostrar amor; abuelo regala frutos de su finca y todo lo que tenga a la mano. Volví a pasar por las matas de guineo, que esta vez tenían un cielo amarillo grisáceo de fondo; como si los días de huracán no consiguieran largarse de una vez.
De regreso a San Juan, pensaba en papi, mi familia paterna y mi abuela Sara, paciente de diálisis. Me preocupaba su tratamiento desde Irma. Y ya hace una semana desde que hablé con papi por 2 minutos, gracias a un vecino que le prestó su celular con señal. Esa vez que llamó, insistió en que todo estaba bien. Lo dijo muchas veces, demasiadas, si me preguntan. Mi imaginación es fértil y veloz. Pero hoy, por aquellas cosas de la vida y hace apenas unos minutos, tío José pudo ponerme un freno: dijo que pudo ir a verlos y me confirmó que abuela Sara ha podido recibir su tratamiento como debe ser. Que ella está bien, que todos lo están. Esa frase es como un mantra ahora. "Todo está bien", aunque sepamos que no es del todo cierto. Tío José sacó hasta un video de titi Diana, calmando a nuestra prima Dianita en la diáspora, y diciendo que todo está bien. Que todo va a ir llegando poco a poco. Y desde que recibí estas noticias, me ha vuelto un poco el ánimo, y el corazón al pecho. Ya llegará el momento (y la gasolina) para poder verlos y abrazarlos también. Mientras, trataré de bregar con las cosas como dijo titi Diana. Poco a poco.
PS: Como si supiera que estaba escribiendo esto, papi me acaba de llamar, esta vez desde su teléfono. También va para casa de abuela Sara. Y dijo que solo quería saber "que todo está bien".
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Gracias por el amor que sientes por Puerto Rico.