22 de abril de 2018
Williamsburg, Nueva York
Si algo aprendí en San Juan fue a estar sola. Recuerdo que un poco de la magia de la pequeña ciudad tuvo algo que ver con eso, con que me invitó a soltar el miedo de sentir la mente en blanco, sin voces, sólo capturando imágenes. La magia de San Juan también tuvo que ver con el hecho de que me permitió conocer a la mayoría de las mejores personas de mi vida. Así que siempre fue ese juego entre la claridad y la sombra, el murmullo y el silencio. De igual forma, sin yo saberlo, Nueva York se va convirtiendo en precisamente ese puente entre el espacio personal y lo que no me pertenece pero observo y absorbo. Al tomar estas fotos en mi soledad pensé que por primera vez desde el 2015 me estaba permitiendo amar a esta ciudad llena de gente. Y me dio un vuelco el corazón. Como si por aceptar este puente que voy creando estuviera abandonando, reemplazando a San Juan. Y así, comencé a preguntarme cómo voy a ser capaz de amar a Nueva York sin dejar de amar a San Juan. Y no conseguí respuesta. Pasaron los minutos y seguí sin respuestas. En tanto, seguí con nuevas calles y nuevos domicilios, nuevas esquinas favoritas y nuevos árboles frondosos llenos de primavera y de preguntas. El asombro se asomó al darme cuenta que para amar a Nueva York no tengo que dejar de amar a San Juan, que uno no quita al otro, que vivir en dos lugares a la vez también tiene cierto tipo de nubes, alegrías, certezas y puertas adicionales al alma. Que San Juan no es Nueva York y que Nueva York no es San Juan. Que lo que soy aquí no es lo mismo que soy allá. Y que, sobre todo, la primavera es la primavera y que mi amor es mi amor y que yo soy una, sólo una aunque ciertas partes de mí duerman mientras despierto en equis o ye realidad. Y que existen en toneladas todo ello, incluso yo. Sí, por que estoy aquí, la realidad está aquí y estoy dispuesta a no resistirla más... aún cuando al cerrar mis ojos cada noche me siga despidiendo de San Juan.
Con mi trópico y mi invierno,
Yésica Isabel Nieves
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Gracias por el amor que sientes por Puerto Rico.